jueves, 4 de marzo de 2021

Un beso de buenas noches.



Mi padre está a punto de cumplir 85 años y su pasión es San Vicente. Hablamos muchísimo de él, de sus calles, sus parajes, de su rostro amable. Sonríe, abraza su pasado sin disimulo, me cuenta mil veces lo mismo, con la misma mirada, con repetida causalidad. Lo hace con ganas de mirar, con nostalgia sin reparar. Son recuerdos con estela, con repentinas danzas entre silencios musicales relegados por borrones de la memoria, entre notas lejanas de parientes cercanos, entre gestos imantados por el amor a sus raíces y su familia.
San Vicente es su pasión, es aire de fuelle que aviva las brasas de sus recuerdos arrasando las tinieblas del olvido, que siembra vellos de punta y acaricia la piel de su emoción. 
San Vicente es su pasión, es la dulzura de un hombre bueno, de un buen hombre de 85 años que ama a su tierra.
San Vicente es su pasión, su beso de buenas noches.