viernes, 15 de junio de 2018

A veces.


A veces los recuerdos supuran tal armonía que infectan la razón, a veces ese amor en sobredosis nos colma de una ternura sin fin, inagotable e inoxidable al roce de las lágrimas.
A veces los recuerdos nos bañan de encanto, de calor de pan, de la blancura de una sencillez eterna, sensible al paso de las vidas, a las edades de la muerte.
A veces los recuerdos dominan, baten en giro el sentido del tiempo y pueden con la esencia de lo imposible hasta hacer presente un sueño, hasta sentir la caricia de una mano ausente, el gesto alegre de aquella viva mirada, de aquel ademán propio y oculto entre la rutina del pasado.
A veces los recuerdos arrancan una tímida sonrisa de donde a escondidas brota una lágrima, un inevitable escape de amor a reventar, una indisimulable pena.
A veces no me acuerdo de todo y temo olvidar, dejar de recordar, a veces.


lunes, 11 de junio de 2018

El corazón de la verdad.


Los recuerdos no conocen mentira ni llevan disfraz, no hay más disimulo que su olvido, las caras borradas por la edad no levan careta y se dibujan con pinceles de nostalgia, con brochas empapadas en la libertad de la voluntad.
Los recuerdos no tienen guión, no improvisan de la nada ni dejan el tiempo atrás, viven de experiencia vivida, de abrazos sentidos, besos recibidos y voces oídas, de olores conocidos y aromas añorados, de sonidos únicos en silencios que hablan, sin verdades a medias ni mentiras piadosas, son lo que son por ser como han sido.
Los recuerdos son la estela de nuestra vida y huella de nuestro futuro, imágenes que no esperan a mañana, que brotan del alma, del puñado que conforma lo mejor de nosotros mismos, del corazón de la verdad.