lunes, 27 de septiembre de 2021

La vida en un rodillo.

Paseamos por el pasado, caminamos por la travesía, una senda de recuerdos a modo de pasarela de sensaciones, ruidos y aromas que toman posesión de mi infancia. Son imágenes en sentido contrario al tiempo, es una vida dentro en un rodillo que no va a ningún lado.
Ella siempre madruga, a mi me despierta con el tiempo justo para evitar la flama. 
Donde hoy está el estanco estaba la churrería. Una porrina para chupar y de vuelta a casa. 
Con brío se planta la tina en la cabeza y salimos camino del tinao. Primera parada en casa de tía Paula, que con rápido caminar acude a su voz por el pasillo mientras se seca las manos en el mandil. Huele a pan, el horno de Las Cabeceras me inunda de amor.
Viene un día de calor, el día no admite nubes y un sol despiadado ilumina las sombras. Voy delante abriendo camino a la aventura, rechazo su mano, terriblemente ya me creo mayor. Planta la tina en el chorro y nos sentamos en el cancho, en el de siempre, en la terraza de la vida y mostrador del futuro. Yo le hablo, me mira y sonríe, tengo su mano muy cerca y la ignoro, no se la cojo... son recuerdos dentro de un rodillo que gira una y otra vez, que no van a ningún lado.