martes, 31 de mayo de 2016

No hay nada parecido.


No se ha inventado nada parecido, no hay pastilla para sentirlo ni jarabe para soñarlo, es un cuento para contarlo y revivir lo vivido. En una cucharada de recuerdos, una bocanada de emoción, una dosis de ternura, un trocito de aflicción, es una mirada hacia dentro, un bocado de brillo, un saco de sentidos y detalles que despiertan las sensaciones y alimentan la memoria, un lugar que te acerca a ti.
Un sitio de calor seco donde apagar la luz y detener el tiempo, donde respirar amor pulverizado entre bruma de aromas, donde explorar el corazón entre sabores, donde el tiempo no amenaza lluvia sino la promete, donde todo es lo que parece, donde se desahoga el alma.
No se ha inventado nada parecido, no hay oscuridad entre tanta nitidez, entre tanto tropiezo con la piedra de los recuerdos y el amor incondicional, al amparo de un pasado sin más sombra que la del sol, la del cobijo al árbol de la verdad.
No hay nada parecido como el lugar donde has nacido, no hay nada a San Vicente.

domingo, 22 de mayo de 2016

Cierra los ojos.

Cierra los ojos. Es un soplo al viento, besos al aire, abrazos al pasado, gestos de añoranza, miradas de melancolía y disfrute sin aliento. Es una vida de muchos, una historia común, un recuerdo de todos, un estado emocional, una mirada lejana, una lágrima furtiva y el corazón en un puño, un recuerdo permanente, una voz entre la gente, una sonrisa a solas, un tacto único, un aroma inolvidable, un sabor palpable, una hermosa inspiración, una cordura de atar, un alma sin caparazón.
Calor de verano, agua de botijo, garrafa del Litri, olivas machás, chochos sin pelar, tapa de prueba, pan con patatera, tabla de lavar, lavadero de piedra, jabón lagarto, rincón de letrina, mandil húmedo, artesa de corcho, siega en la era, zapatillas de casa, moño recogido, corazón encogido, horquillas negras y blanca escupidera.
Brasero ardiente, candil en la pared, puerta abierta, casa sin candado, llave de hierro y alegría en la gente, sillas en la calle, café negro, pan blanco, porrina de gloria, bollo de pascua y joriño al cariño, posos del portugués, taza desconchada, paquete de Ideales y camilla en el zaguán. Cuna en el chozo, martillo de madera, caldero de cobre y cubo del pozo, migas al fuego, cazo de latón, pan y salchichón, romana oxidada, red de peces y trampas de gorrión.
Apellidos comunes, parentescos lejanos, amistades profundas, palabras sinceras y gestos cercanos. Ternura natural, pasión descomunal, devoción sin igual, palabras certeras, instantes únicos y momentos puntuales, memoria cercana, raíces profundas, principio de todo y origen de vida. Besos de metralleta, carreras de niños, recados al abuelo y esperas breves, alegría sana, carreras de bici y bolindres con guá.
Visita al cementerio, rezo silencioso, blanqueo de nicho, dolor disimulado, lágrimas furtivas, entrañas abiertas, corazón cerrado, besos fríos y miradas al cielo. Cierro los ojos, el amor de mi abuela, la sonrisa de mi tía Agustina, la risa de mi tía Isabel, la bodega de mi tío Luis, las voces de mi tía Serapia, la retranca de mi tío Julio, la higuera en el patio, el Lala en el Cristo y mis primas en el bar. Vecinas de siempre, chorizo de venao, esperas en el caño y mañanas de tinao.
San Vicente es el recuerdo permanente de un amor presente. Cierra los ojos.

martes, 17 de mayo de 2016

Corpus de ilusión.

En el pueblo del Santo Encuentro, de la querencia y la devoción, se acerca el Corpus Christi, fiesta ejemplo de implicación. Alfombra tintada en el suelo, corcho y serrín, flores de ilusión, tras jornadas de entusiasmo, trabajo y dedicación.
Fiesta de los colores, del negro de luto, cominera y picón, del rojo de buche, tomatá y patatera, gris, amarillo, verde y azulón. Blanco de brocha seca, cal inmaculada, luz en la pared, con tiza las cruces pintadas, de la lluvia a su merced.
Suena el habla entre el gentío, gloria de tono cantarín, se habla del zacho y la saca, el boliche y el falagao, el jediondo, el lambucero, la jartura y el añugao, es el deje de mi pueblo, es su sana identidad, es su alegría en el habla que me da la afinidad.
Se vive la expectación, viene el Corpus viviente, el desfile de la ilusión de los niños de San Vicente.
San Vicente de Alcántara un pueblo vivo que no hay que tocarlo para sentirlo, hay que amarlo para vivirlo.

jueves, 12 de mayo de 2016

Ni Bulli ni leches.


Hoy tocaba, hoy he comido en "casa mama", ni "El Bulli", ni Arzak ni leches en vinagre, las mejores patatas con bacalao del mundo las hace mi madre, no hay manjar como ese, unas patatas aderezadas con amor de madre no hay quien las iguale.
Lo mejor de ir a comer a casa con mis padres es la tertulia del café, me encanta, me chifla el pasear con ellos por el pasado, es sumamente enriquecedor, es un sano baño identitario de reafirmación en el orgullo por unas raíces, una tierra, un pasado y una historia.
Mientras saboreo el café mis padres me pasean por la Pared Nueva para visitar al abuelo Porras mientras vende su queso, vamos  a Cobacha y Valdespinar, hablamos con Don Alvaro y nos vamos con el carro al pueblo para "hatear".
Vamos a ver a la abuela Celedonia y al Abuelo Agustín Rebollo "El arrecío", de paso a Rosario y Cecilia "Las Jara", pasamos por casa de las tías Joaquina, Isabel, Antonio y Cruz, las primas María, Teresa, Antonia, Maruchi, Adela y Mari, los primos Guillermo, Foro, Juan, Miguel, José, Claudio, Chele y Miguel. 
Vamos al quiosco del Cristo, nos atiende la señora Amalia, subiendo a casa la vecina de mi abuela Andrea nos sale a saludar, es la señora Victoria "la llorina" mientras "Manolo el Pámpano" está liando alguna con mi tío "Chiripa".
La "Pelotona" nos saluda contenta, hemos coincidido en el pueblo, ha venido de vacaciones desde San Sebastián, hemos visto al tío Martín Bautista "El Quiri", a mis tíos Pedro, Ángel, Teresa, Julio e Isabel, todos "Pinea". Hemos estado con los tíos Julio y Serapia, la tía Justa y el tío "Chato", el tío Joaquín y la tía Mari Juana, mis queridos tíos Luis, Isabel,  Juan "El Culata" que para mí siempre fue el "Tomba" y Agustina, la sonrisa de los Arrecíos. Con todos hemos estado, hemos revivido el pasado y pasado las hojas de la vida con emoción, hemos compartido sus momentos, sus sonrisas y alegrías, sus dolores y penas.
Hemos hablado de los "Corchado", de Cándido, Esteban, Mari Carmen y Eduardo, hemos hablado de ellos, hemos hablado de todos, hemos hablado de nosotros, hemos hablado del pasado y el presente, de la historia que está ahí, que nadie nos puede quitar, de nuestra vida..
Hoy he comido las mejores patatas con bacalao del mundo y un postre único, un delicioso pastel de historia, pasado y vida, un alimento al alma.
Ni Bulli ni leches.

martes, 10 de mayo de 2016

Garantía de por vida.


Jamás vendería no que no comprara, no valgo para ello y además, en este caso tampoco tendría demasiado sentido, yo vendo lo mío, lo que nadie puede comprar, lo que no se encuentra en los chinos ni lo tiene el Corte Inglés. Vendo lo que cuento y cuento lo que siento, sabiendo lo que digo, sin necesidad de pensar, sale sólo, sin querer, con la naturalidad de una expresión sincera y sin postureos, componendas ni composturas innecesarias, sin retórica ni más intención que evocar mi lejano pasado, mis entrañables recuerdos, hablar de mi tierra y contar sobre un sentimiento verdadero, puro e íntimo como homenaje a mis orígenes, mi familia, mi pueblo y mis raíces. Vendo lo que nadie puede comprar, con garantía de por vida.
Es fácil hablar de lo que se ama, lo difícil es poder llegar, transmitir esa verdad y compartir un sentir real. Determinadas sensaciones no se pueden expresar con la palabra, es imposible, nos pasa a todos, todos tenemos unos recuerdos íntimos e imborrables encerrados en la impotencia de su exposición, como el tacto de aquellas manos o el timbre de aquella voz, aquello que sólo se puede sentir tocando y oyendo, aquello que sólo cada uno diferencia e inútilmente intenta revivir por mucho que cierre los ojos, por mucho que abra el corazón.
Vendo productos únicos, inimitables e inasequibles, vendo emociones íntimas, tan profundas como imposibles de transcribir, de hacer llegar, son joyas en el cofre del alma, son sentimientos individuales y privativos que sólo allí se sienten, sólo allí se reviven, porque sólo en San Vicente duermen los indescriptibles aromas del recuerdo y los exclusivos sabores de la memoria, son emociones exquisitas sin fecha de caducidad, un amor con garantía de por vida.

jueves, 5 de mayo de 2016

Sanvi se escribe con uve.


Sanvi se escribe con uve, con uve de novela viva, de verte, Reverte y vida, de llave a la lluvia de vivencias, de envidia al vacío y elevada devoción. Sanvi se escribe con uve, con uve de valor, de fugitiva pasión, de valla que no divide y virus del amor, de jovial y juventud.
Sanvi se escribe con uve, con uve sin frívolidad, visita y revoloteo, de beso adhesivo y vista privilegiada, de uve de suavidad, vuelta triste y calor de invierno, de roce primitivo, caricia posesiva y abrazo impulsivo.
Sanvi se escribe con uve, con uve sobrellevada, corazón rejuvenecido y adverbio comparativo, de vanagloria del visionario, alivio en desagravio y mirada inadvertida.
Sanvi se escribe con uve, con uve de alevosía y abusiva pasión, de cautivo evasivo sin adjetivo y sentir clavado en la vida, de prevención en conserva, amor revalidado y fervor favorecido, de sentir en relieve y verdadero, de valores de verdad sin reserva.
Sanvi se escribe con uve, con uve de trovador válido y narrativa valiente, de párvulo novato y veterano aventajado, de aventurero malaventurado, de nave sin vela que inmovil observa recuerdos a la deriva.
Sanvi se escrive con uve, con uve de maravilla.

lunes, 2 de mayo de 2016

Recuerda.


Los recuerdos no caducan, no prescriben a los equis años ni tienen fecha de consumo preferente, van contigo, guardados en tu memoria, en el bolsillo del cariño, frescos, sin envase al vacío..
Los recuerdos son una forma como otra cualquiera de aferrarte a las cosas que amas, los momentos felices, los que no quieres olvidar, bocados dulces que no suben el azúcar, literatura privada, sonrisas a solas, lágrimas furtivas, momentos revividos, cuerdas al pasado, cofre del íntimo tesoro.
Si recuerdas es que estás vivo y aunque no se pueda vivir de los recuerdos, si con los recuerdos, con la cercana compañía de tu memoria en la lejanía, con el sentimiento de la memoria y el amor permanente.
Los recuerdos bonitos también son duros, muy duros y dolorosos, incluso más que los malos recuerdos pero aun así, recordar es bonito, sencillo y fácil, todo lo contrario que olvidar.
Alguien dijo alguna vez que los recuerdos son el único paraíso del que no podemos ser expulsados, entonces, disfruta de ellos y… no te olvides de recordar.
Recuerda.