martes, 29 de mayo de 2018

Recuerdos.


Recuerdos imborrables, recuerdos de un cielo azul, de camisa blanca, vestido negro y mandil gris, de cabello cano, patatera roja, pana marrón y voces desde el balcón.
De mil besos repetidos, de arruga honda, piel curtida, tez morena y mirada clara, de sonrisa limpia, palabra viva, porrina dulce y calor de pan.
De camiseta de tirantes, de mecha encendida, piedra de mechero y petaca de picado, de boina posada, silla de cestería, botijo en la camilla y brasero en el zaguán.
De recados al Litri, suelo empedrado, garrafina de vino, boliches entre polvo y bicicleta vieja, de subida al tinao, cochino embarrao, espada de palo, pila de piedra y tina de barro.
Recuerdos de vida, de ojos cerrados, imágenes a paso lento, de pasión recreada, de abuela vivida, de amor posado.
Recuerdos imborrables, recuerdos de un cielo azul...



jueves, 24 de mayo de 2018

El cajón.



Revolver en el cajón del pasado siempre es bueno, es limpiar el polvo del alma sin temor a mancharse con mentiras que tapar, es volver donde las vidas no mueren. los tiempos no acaban, las edades no crecen y las caras no envejecen.
Es revivir lo vivido a paso lento y sentir sin resentir, es pasear descalzo sin temor a las ortigas, desnudo de vanidad,  sin hierba mala que arrancar ni sombras que fumigar y sólo armado con la verdad. 
Es caminar por un mundo real, un lugar de mucha gente y más personas, de voces desde el zaguán y risas picando pan,
Es disfrutar de un pasado inolvidable en un futuro pronto olvidado, de un presente no planeado, del amor eterno por los seres recordados..


viernes, 11 de mayo de 2018

La edad de los recuerdos.


Demasiada memoria se muere ya con el tiempo, los recuerdos no entienden más protocolo que el de la edad de las vivencias, sin cuadrículas ni fisuras en el alma, con la íntima medida del dolor real y la sinceridad del sentimiento.
La memoria no se blanquea como un sepulcro, no se conserva por fuera, los recuerdos mimetizan sus carencias entre la involuntaria imaginación del amor para evitar el olvido, idealizando en defensa propia si es necesario para no perderse, sin pedir por favor sin dar las gracias, sin más necesidad que la del querer seguir queriendo.
Los recuerdos del amor es lo único que nos queda.