viernes, 11 de mayo de 2018

La edad de los recuerdos.


Demasiada memoria se muere ya con el tiempo, los recuerdos no entienden más protocolo que el de la edad de las vivencias, sin cuadrículas ni fisuras en el alma, con la íntima medida del dolor real y la sinceridad del sentimiento.
La memoria no se blanquea como un sepulcro, no se conserva por fuera, los recuerdos mimetizan sus carencias entre la involuntaria imaginación del amor para evitar el olvido, idealizando en defensa propia si es necesario para no perderse, sin pedir por favor sin dar las gracias, sin más necesidad que la del querer seguir queriendo.
Los recuerdos del amor es lo único que nos queda.

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