Que no dudo que la pasión por mi tierra y mis orígenes puedan distorsionar mi objetividad, pero no creo, la flor de piel no engaña. Yo procedo de un lugar donde es impensable cruzarte con una persona en una calle desierta y no practicar la antigua y sana costumbre de saludar y dar los buenos días, donde se besa en vez de poner la cara y se pregunta ¿cómo estás? con interés por saber cómo estás.
Un lugar donde las cosas conservan su sabor, se valora lo importante, se piensa en disfrutar y se disfruta sin pensar.
Así de fácil.