martes, 14 de noviembre de 2017

Huevos tontos.


No me acuerdo como los llamaba ella, sé que por otros lares son conocidos como "huevos tontos" pero no era así como los llamaba mi abuela... El caso es que en casa no sobraba nada por lo que nada se tiraba si era susceptible de poder ser comido. 
Recuerdo que los domingos, con el pan duro de toda la semana mi abuela preparaba tostadas de pan frito para desayunar y de vez en cuando, con las migas hacía unas bolitas bañadas en leche y mezcladas con ajo picado, aceite, yemas y una "mihina" de poleo... entre alguna otra cosa que seguro que se me escapa.
Nada ni nadie podrá hacer jamás nada parecido con tanta sencillez, no habrá jamás nada que me sepa igual que aquellas bolitas cuyo nombre no recuerdo, sólo sé que era un manjar de amor sobre un plato blanco y descascarillado, un sabor guardado en el tacto de sus manos, la memoria del paladar y la luz de su recuerdo.
No me acuerdo como los llamaba ella...

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