El amor por tu pasado no entiende de obsolescencia, es un traductor de sensaciones que recrea aromas, refuerza sabores, facilita respuestas sin preguntar, mide la humedad de un viejo mandil en el viento de la edad, sufre friegas con Chimbo en el latón de una vieja palancana, retuerce hasta el imposible prendas lavadas en la pila, pica migas con la pericia de un cirujano y limpia higos chumbos con la certeza de la prueba del nueve.
El amor por tu tierra rellena de vida los ayeres, cosecha verdades del camino, recoge pelos de punta entre recuerdos, blanquea con temple nubes del olvido, pisa hasta borrar las líneas de la cordura y desprecia con ternura el aburrimiento de la lógica y la supuesta sensatez de la edad.
El amor es el Dios de los dioses, quien domina la perspectiva, para el tiempo a voluntad de la memoria y te vuelve niño al son de los recuerdos.
Foto.- Internet.
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