lunes, 25 de noviembre de 2019

Un pañuelo. dos horquillas y una dentadura.


Un pañuelo, dos horquillas y una dentadura. A mi abuela Andrea le lloraban los ojos y siempre llevaba un pañuelo blanco bajo la manga izquierda de la camisa, a la altura de la muñeca. Aquel pañuelo era "multiusos", lo mismo recogía sus lágrimas, gotas que de ella brotaban porque sí, como me limpiaba los mocos, se secaba el sudor o curaba mis piteras. Un pañuelo para todo.
Siempre llevaba moño y se lo hacía con una destreza y perfección rodada en años de práctica, no la recuerdo con otro peinado. Mientras con la mano izquierda agarraba la mata por su base, con la derecha retorcía en un círculo su canoso cabello aguantando entre los dientes un par de horquillas que rematarían su obra.
Tenía dentadura postiza pero le daba igual, nunca se la ponía, los dientes dormían en un tétrico y transparente vaso con agua, no había forma. A mi me hacía gracia verla comer sin dientes, la imitaba masticando exageradamente con los labios y se partía de risa...
Un pañuelo, dos horquillas y una dentadura. 

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