sábado, 30 de julio de 2016

Sentir de fábrica.


Una vida superficial solo sabe a agua, en cambio, cuando sientes un pasado que no miente, cuando el sentimiento viene de fábrica y en tu interior conservas un museo de leyendas atrapadas en el recuerdo. Cuando tienes vivencias agazapadas a flor de piel, cuando rescatas sensaciones de estantería del olvido y los recuerdos asoman sin superponerse en el templo de los inmortales, sin objeciones, sin mesura mental y con el magnetismo natural como más básico de los instintos, es cuando disfrutas del paladar vital, cuando te das cuenta que lo vivido es importante pero lo recordado es lo valioso y que si no eres feliz con poco..., jamás serás feliz con nada.

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