domingo, 15 de agosto de 2021

Empieza a llover.



Día 26 de encierro. Está empezando a llover. Ahora que la vida parece que está parada y apagada, nos fijamos más en todo lo que está pasando, pues bien, ahora mismo está empezando a llover pero sólo podemos disfrutarlo por la ventana.
No llueve igual en todos los sitios pero en todos gusta recibir el agua en el rostro, es algo que además he enseñado a disfrutar a mis nietas, a salir cuando llueve, y bajo la coraza de un impermeable pararnos, levantar la cabeza y sentir el agua en el rostro, disfrutar de ese instante de quietud y silencio casi absoluto roto sólo por el movimiento de las ramas al volver a su lugar.
No nos importa que nos tomen por locos, nuestro mundo alrededor se queda en suspenso, luego miraremos al cielo y veremos las nubes relajarse, liberarse como quien deja de sostener una pesada carga.
Ya nos vamos, nos espera una bronca en casa, lo sabemos pero da igual porque eso es disfrutar de las pequeñas grandes cosas, y lo haremos a nuestra bola pisando, o no, o si, los baldosines de la acera, (este si, este no) según sean premio, o falta, o casa, o peligro (no tocar la raya, no salir del bordillo) a grandes zancadas, acortando los pasos o dando saltos de mayor o menor cuantía, según sea menester y vivir de tal manera que cuando venga la parca a buscarme con el dalle al hombro, pueda mirarle a la cara, hacerle una peineta y decirle... ahora me quitas lo bailao!!!


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