sábado, 16 de abril de 2016

Casi.


- Tú de dónde eres Pineda?
- Yo soy extremeño, soy de San Vicente de Alcántara, un precioso pueblo de Badajoz.
- Pues no tienes acento... 
La jodimos!, ya estamos con lo de siempre, como casi siempre, casi. No sé qué es lo que esperaba, eso es lo que nos pasa a los que presumimos orgullosos de ser y sentirnos extremeños pero no tenemos el deje de la jacha, jigo, jiguera, mijina, o poquinino, es como si por ello tuviéramos que mostrar el deeneí para demostrarlo.
Vamos a ver, pacer se pace en cualquier sitio, la vida te va marcando el paso y el destino te señala el camino y así, sea cual fuere la causa, pacer se pace unas veces donde se quiere y la mayoría de las veces donde se puede, lo que hace falta es poder pacer y anda que no hay pacenses paciendo por ahí fuera...
Otra cosa es el nacer, quieras o no sólo se nace una vez, en un lugar y en el caso de muchos de nosotros, naces donde lo marca tu historia, donde parten las raíces, donde vivieron tus antepasados, tus ascendientes más lejanos, tan lejanos y remotos en el tiempo que las generaciones obnubilan tus orígenes, donde tienes tantos por encima que es imposible llegar a la copa genealógica, donde se confunde y hasta ignora por compleja la fuente germinal, lo elijes donde naces, naces donde tenías que nacer y punto. Ahí nací yo.
El destino te puede hacer dar mil vueltas y acabar en la otra punta, allí te estableces y desarrollas tu vida, creces, estudias, trabajas, te casas, tienes hijos, crecen, estudian, trabajan, se casan y te hacen abuelo. Estás donde tienes la vida, donde el pasar de los años te marca la normalidad del itinerario, horario y calendario de la existencia, te sientes bien, tienes tus amistades, socializas tu vivencia, vives mimetizado en el entorno, eres moderadamente feliz, tienes tu familia, tu círculo, tu ambiente y casi eres uno más, casi. 
Vas al pueblo cuando puedes, a donde naciste, allí apenas te queda familia y conoces a muy poca gente pero vas, lo necesitas. Respiras con ansia, te sientes bien, confortado y confortable, paseas por donde paseaban los tuyos, hueles tus raíces, refrescas la mente, tocas la puerta de tu casa, vas a la charca, subes a la ermita, te sientas donde te sentabas con tu abuela, exactamente en la misma piedra, tu memoria no falla y hasta tienes fotos del momento, tocas el caño de aquella misma fuente, permaneces en silencio, te brota la emoción entre los recuerdos, repites una y mil veces el camino que te dicta la memoria y el corazón, no hay más protocolo que el sentimiento, que la involuntaria querencia del desorbitado amor por tu tierra, de la pasión por lo tuyo y te sientes bien, estás donde quieres estar , donde casi eres uno más, casi.
El casi es inevitable, aquí y allí. El rumbo del pasado en su día te marcó el camino, vives donde no has nacido y no has nacido donde vives, casi pero no eres de aquí porque casi eres de allí. Yo soy extremeño declarado, Sanvicenteño confeso y Santicentómano vocacional, allí está mi pasión, mi emoción, mi pasado y mis más íntimos recuerdos pero aquí está mi vida, mi familia, mi presente y no sé si mi futuro aunque, siempre seré de allí, siempre, porque el hombre pace en cualquier sitio, unas veces donde puede y otras donde quiere porque pacer hay que pacer, pero nacer se nace donde tiene que nacer y yo, yo soy de donde nací, o casi.

No hay comentarios:

Publicar un comentario