sábado, 16 de abril de 2016

Crecer por dentro.


Evidentemente y a no ser que seas más rancio que la cecina de un mamut, lo natural es que cada vez que vayas al pueblo conozcas y te presenten nuevas personas y ahí viene lo gordo, el examen del "Doctorado en historia grado tres" y da lo mismo que abandonaras San Vicente al volver de la mili o antes de empezar a andar, eso es lo de menos y así pasa lo que pasa, más cuando como en mi caso te apellidas Jiménez Pineda Rebollo Bautista Camisón Bejarano Rabazo y Borrega, vamos, que con estos apellidos te pueden salir parientes hasta por los grifos.
Situación. Bar "El Litri", a cualquier hora de una tarde cualquiera:
- Chaaaacho chacho!!! osea que tú eres el nieto de la Señora Andrea la Quira!!!
- Pues si, soy el hijo de Angelita, la mayor la mayor de sus hijas.
- Uy Chaachooo, pero si somos parientes!! si hombre si!!! yo conozco a tu madre, que se casó con un "Porras"!!!, ​y a tus tíos, como no... me crié con tu tío Chiripa y jugábamos juntos al fútbol, cuando le veas le das recuerdos de Juan, el hermano de Lucero el "Mangajón", el que se casó con la hija del "Pichina", la cuñada de tu tía Gloriosa la "Mosqueá", ¿Ya sabes quién es no? claaaaaro, la de tu tío Nicasio.... y dáselos también a tu tío Domingo, que se llevaba muy bien con Miguel el "Mingorrino", el que se casó con Juana "la Picantona", que era nieta de María​ "la Buchera", la prima hermana de tu abuela Rosario "La Arrecía"... Tú díselo, díselo y verás.... 
Tú, que ya estás más liao que el fontanero del Titanic, al no saber por dónde te está dando el aire, no te queda otra que poner cara como de pensar.... y dices...
- Pues no caigo.... pero mira es que yo no me fui ...
- Como que no, si hombre si... tú pregúntale a tu madre y verás...
Ahí, totalmente bloqueado al no poder asimilar todo lo que en cinco segundos y medio te ha soltado este hombre con todo el cariño y la mejor de sus voluntades, es cuando el disco duro desconecta en defensa propia y cuando estás a punto de desistir de tan siquiera intentar relacionar tanto cruce de nombres, motes y parentescos es cuando en evidente ejercicio de auxilio y remolque, se acerca tu primo desde detrás de la barra y te dice...
- José Antonio, mira, ese que está ahí sentado leyendo el periódico es primo hermano de tu madre.
Psss, ahí la cosa cambia, cuidadín que eso ya es otra cosa, por mucho que pueda liarse la madeja, un primo hermano de mi madre no dejará de ser un primo hermano de mi madre y punto, vamos, lo que es un primo hermano y ahí no me pierdo, hasta ahí llego.
Se acerca el hombre una vez avisado y tras una cordial y mutua presentación efectivamente te dice que es hijo de Noséquién, una hermano de mi abuela Andrea. Ese es el momento, ahí sí, ahí es cuando empiezan los relatos del pasado, cuando te dice que hace como cincuenta años que no ve a tu madre porque él también emigró hasta que se jubiló y que a ti te conoció de niño. Te habla con afecto y como si nos conociéramos de toda la vida, ahora es cuando disfrutas de una charla que refresca tu vida, te habla de personas que te suenan, algunas hasta has conocido y donde la "ubicación espacial" tiene  un sentido lógico, te están reviviendo tu propio pasado mientras escuchando disfrutas más que un gorrino en un charco. Ahí si.
Después de un buen rato y muy agradable conversación en el mejor y más cálido de los ambientes toca la hora de retirarse, te despides cariñosamente de todos y nada más salir de allí, sin querer se te dibuja en la cara una indisimulable sonrisa, un gesto que te nace desde la conformidad de lo más profundo de tu ser. 
Quién te acompaña te conoce, sabe que es tu momento, estás emocionado, las palabras que te han dicho coinciden con lo que sabes, te han contado unas cosas que ignorabas, otras que conocías y algunas que te sonaban y estás encantado, orgulloso, henchido e hinchado de satisfacción, te han hablado de lo muy buena persona que era tu abuela, de las cosas que hacía por los demás, de como se portaba tu abuelo con todo el mundo a pesar de su más que humilde escasez, te han contado cosas de tu madre, de tus tíos, de lo buena gente que eran, te hablan de tu familia, de todo, te han hablado de ti. Te han reconciliado con los verdaderos valores de la vida.
Sales de allí feliz, altivo por tus orígenes, orgulloso de tu gente y de tu pueblo, por eso digo y siempre diré porque así lo siento que ir a San Vicente, ir al pueblo, es ir a mirar la vida con la vista en el pasado y de paso, ...examinarte de historia.

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