sábado, 16 de abril de 2016

Acércate.


Acércate hasta allí, date una vuelta. Yo siempre he dicho y así lo siento, que el ir al pueblo viene bien, es como ir a pasar la ITV emocional, renovar el orgullo del origen, la identidad y reencontrarte con tu pasado, nada de ejercicios espirituales ni milongas de esas, lo que hay que hacer es ir al pueblo. Volver.
Puede que incluso hagas como yo. Según llego lo primero es ir al cementerio, siempre lo hago, es un principio básico de actuación, una obligación moral, entre por donde entre, venga por donde venga y vaya con quien vaya, lo primero es lo primero, visitar a mis abuelos paternos, digamos que es como hacer un breve "Viaje al futuro" para comprobar que todo está bien en tu pasado.
En cuanto entres en San Vicente, cuando quieras darte cuenta ya estarás ejerciendo de vampiro emocional. Llegas, aspiras, respiras, hueles, paseas, recorres, saludas, charlas y absorbes toda la esencia vital que puedas almacenar, todo lo que te quepa dentro para alimentar y conservar la pasión por tu tierra, rellenar el saco espiritual, nutrirte del lugar, de tu historia y la nobleza de sus gentes. Crecer por dentro.
Lo notas, te urge, querrás pasar por la charca donde de niño pescabas ranas con tus tíos, por El Llano, querrás disfrutar de una porrina, seguir por la calle Larga, el Cristo, sobar la puerta de la casa de tus abuelos, subir Muñoz Torrero, la Lancha Olivera, ir a la ermita, sentarte en los Canchos Blancos, asomarte al tinao de tus recuerdos, hacer lo que de niño hacías cada día con tu abuela y sentir, notar tu tierra, el suelo, los orígenes, las vivencias, respirar el aroma de tu pasado, tu historia y sobre todo rellenarte de ti, crecer por dentro.
Acércate hasta allí, date una vuelta.

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